domingo, 24 de octubre de 2010

Escrito Corto

La lluvia cae, en el frío cristal se refleja mi vida, tan solitaria y triste. El vaho que desprenden mis suspiros, la soledad yacente, mi corazón latente. Vivo, pero sin fuerzas, muerto, sin acabar de vivir. Rezas plegarias, suplicas perdón.
Sufres en silencio, lágrimas resbalan por tu rostro hasta morir en tus labios. Tu vista, tan abatida. Tan pálido rostro presentas, sientes el frío como desgarra tu cuerpo, no quieres seguir, vivir para morir, morir para vivir, quizás mejor dejarlo todo.
Tu mirada se pierde, sola vaga por las praderas de un mundo idílico cuya forma de llegar parece ser tu muerte. Te tiras al suelo, te sientas y, como puedes, exhalas tus últimos alientos.
La hora de tu muerte ha llegado, y te ha pillado en el mejor momento, justo cuando nadie te quiere, justo cuando la vida no te importa nada. Ahora cierra los ojos, déjate llevar por las sombras, y sufre el precio de tu infamia, para pagar así, los daños que has ocasionado a tus seres queridos.
-Vamos ángel aniquilador, llévame contigo y acaba este suplicio para, así, poder morir en paz, solo, triste y desamparado...

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