domingo, 9 de enero de 2011

Capítulo 3. "El amanecer de una historia"

                                                                    Parte I

Un nuevo día amanece en Ragnarök y, como siempre, la niebla cubre casi la totalidad de la visión, el frío hace presencia fuertemente helando el ambiente. Los árboles parecían perder color con el paso de las horas en una ilusión óptica tan fuerte que incluso parecía que el color del planeta se iba para siempre. Los negocios empezaban a abrirse con el inicio del nuevo día y apenas unos pocos civiles vagaban por las calles. Anahís se levantó temprano, preparó un desayuno rápido y subió a la habitación de Cyrus, golpeó un par de veces y entró.
- Buenos días dormilona.
La chica abrió los ojos lentamente aún dormida y poco a poco fue desperezándose hasta despertarse completamente. Se vistió mientras Anahís ordenaba un poco su cuarto y al acabar bajó al salón a desayunar algo.
- Hoy irás al templo, ¿verdad?
La voz de su madre sonó bajando por las escaleras casi sin hacer ningún ruido y dejó un montón pequeño de ropa junto a una pila de ropa ya acumulado.
- Si madre, pasaré por el templo así ya que estoy me da un poco el aire y doy un paseo –Contestó la joven sonriente.
- Yo de todas formas saldré, lleva llaves de casa por si vuelves antes que yo.
Cyrus se levantó y subió a su cuarto. Aún era temprano para pensar en ir al templo de visita así que decidió ordenar un poco su cuarto hasta que pasasen algunas horas más. Al entrar en su habitación cerró la puerta, se apoyó contra la pared y soltó un largo suspiro antes de ponerse a ordenar sus libros. Mientras ordenaba, y casi sin prestar atención al tiempo fueron pasando las horas y sólo se dio cuenta cuando, tras ordenar casi toda la habitación, observó que el reloj ya marcaba las 4 de la tarde y aún no había comido nada a parte del desayuno. Terminó de ordenar todo y bajó corriendo a comer algo, abrió la nevera y sacó lo primero que encontró y sin pararse ni un segundo comió como si fuese cuestión de vida o muerte. Al terminar ordenó un poco el salón y ante la atenta mirada de su madre, la cual permanecía sentada riendo por lo bajo ante las prisas de Cyrus, salió de la casa despidiéndose de su madre con un breve y efímero adiós.
Fuera el clima presentaba aún el frío de la mañana, aunque esta vez ya no parecía golpear con tanta fuerza. Una niebla espesa cubría la ciudad mientras Cyrus emprendía un caminar lento hacia el Templo.
Al cabo de un rato largo caminando llegó al fin al templo. Un templo de amplia extensión, con mucha vegetación y un largo camino en escalera que sube por una montaña hasta las puertas del Palacio de la Sabiduría. Tomó aliento un segundo observando aquel paisaje tan bello para luego adentrarse en él para buscar al sabio Aeneas. Buscó durante más de 1 hora hasta que, agotada de buscar y no encontrarlo, se sentó en una explanada de césped a descansar.
- Perdone mi intromisión en sus asuntos joven, pero ¿puedo saber a quién busca con tanto ahínco?
Aquella voz hizo que Cyrus se incorporase rápidamente pudiendo observar frente a ella a un joven un poco más alto que ella, con el pelo negro medianamente largo tapando un poco sus ojos de un color azul claro. Sus ropas, claramente diferenciadas a la ropa de los sabios del lugar provocaron que Cyrus, por un momento, desconociese realmente la procedencia de ese muchacho.
- Busco al sabio Aeneas. ¿Sabes dónde está? ­­­–Preguntó la chica con la mirada perdida.
- Aeneas no se encuentra ahora mismo en el Templo. ¿Qué buscabas de él exactamente? –Contestó aquel joven sin dejar de mirar a la chica con un gesto frío.
- Venía por una petición que me hizo ayer.
- Pues lo siento, pero Aeneas no se encuentra ahora mismo en el Templo, tendrás que venir a buscarlo en otro momento.
Cyrus se quedó unos segundos mirando al joven mientras éste se alejaba caminando lentamente. De pronto, algo cambió en la mirada de la joven, algo parecía haber despertad, quizás ese era el joven con el que debía hablar. Intentó ir detrás de él llamándolo pero la espesa niebla del lugar no dejó que completase sus llamados perdiendo así de vista a aquel muchacho. Sus ojos buscaban por todas partes rastros del joven sin éxito hasta cansarse. Soltó un suspiro y se quedó unos instantes pensativa, quizás tenga razón y Aeneas no está. Tras estar de pie tanto tiempo quieta decidió moverse, tomó rumbo a la Plaza de la Conquista. Tras llegar se dirigió a un banco para sentarse observando así el movimiento en la Plaza. De pronto algo llamó su atención, un grupo de jóvenes formando un círculo sobre el césped. Se quedó mirando, no parecía haber nada raro hasta que la policía apareció y, tras una trifulca, acabaron por llevarse a todos aquellos chicos de allí ante la mirada de toda la plaza.
- Nunca aprenderán que aquí no pueden realizar esos ritos…
Una voz sonó detrás de Cyrus lo que hizo que rápidamente se girase pudiendo encontrarse una vez más con aquel chico con el que habló en el templo. Aquel chico permanecía de pie detrás de ella mirando a donde antes estaban aquellos jóvenes formando un círculo casi sin prestar atención a Cyrus.
Al rato, aquel joven empezó a caminar una vez más, aunque esta vez Cyrus sí pudo llamarlo y hacer que se detenga.
- Espera, antes estuvimos hablando y me preguntaba de qué conoces al sabio Aeneas.
- Aeneas es mi maestro, es quien me ha enseñado todo lo que sé.
- ¿Y no sabes dónde puedo encontrarlo? Estoy buscándolo pero no consigo dar con él.
- Está ocupado en estos momentos y no puede recibir visitas.
- ¿Pero dónde está? –volvió a preguntar la joven.
- El dónde está es un secreto, así que deja de preguntarlo. No mereces ni eres digna de saber dónde se encuentra Aeneas.
- Bueno, perdón por no ser lo suficientemente importante como tu –replicó Cyrus con tono sarcástico.
- ¿Algo más que tengas que preguntar?
- ¿Quién se supone que eres?
- Mi nombre es Abaddon… ¿El tuyo?
- Mi nombre es Cyrus, encantada –contestó la joven con una sonrisa.
- Vaya… -dijo desviando levemente la mirada- Tengo que marcharme. Pásate esta noche por el templo, Aeneas te estará esperando.
El joven cortó la conversación y, sin despedirse ni dar tiempo de reacción a Cyrus, se fue andando rápidamente desapareciendo entre la niebla. La joven, anonadada por las últimas palabras de Abaddon se quedó unos segundos en silencio mientras su mente volaba sin parar de pensar. ¿Ir al templo esa misma noche? ¿Sería verdad que Aeneas la estaría esperando? Y en caso de ser cierto, ¿cómo lo podía saber aquel chico?
La noche se iba posando sobre Ragnarök y Cyrus miró el reloj que marcaba en ese momento las 9 de la noche. No sabía la hora exacta para ir al templo así que comenzó a andar para intenta consumir tiempo antes de tomar rumbo a su objetivo.

miércoles, 5 de enero de 2011

Capítulo 2. Los inicios

Nos situamos en el sudeste de África, donde la civilización humana que consiguió sobrevivir a la catástrofe natural de 2012 se asentó formando Ragnarök a los pies del nuevo océano que allí se formó. Los habitantes viven tranquilos, hay ahora una especie de pacto entre la civilización humana y la naturaleza, parece que lo que debió ser hace mucho, al fin se ha conseguido. La religión se ha debilitado, los filósofos han renacido creando una civilización más pura y con ideales muy distintos a como se conocían hace años. La paz, la armonía y el amor priman por encima de todas las cosas, el capitalismo ha desaparecido y todo está en calma. Aunque como bien dijo en sus tiempos Murphy, si algo puede salir mal, saldrá mal…
- Señor, hay algo que no acabo de comprender…
- ¿Qué es lo que no entiendes joven?
- ¿Por qué el ser humano, a pesar de ser avisado durante años, siguió con su autodestrucción?
- El ser humano puede ser una máquina perfecta y a la vez ser una auténtica máquina de destrucción tanto para él, como para los demás. Su destrucción era prevista, lo que no se esperaba fuese su supervivencia ante el poder de la naturaleza.
- ¿Y qué fue de aquellos que trajeron la destrucción?
- Acabaron sepultados bajo su propio narcisismo. El dinero nunca trajo buenos actos, y la sociedad acabó sucia de tanto luchar por intentar ser más que nadie, una lucha capitalista que, como sabrás, trajo el mal al planeta.
- ¿Es que acaso nadie se dio cuenta de lo que pasaba? ¿Nadie intentó nada por solucionar el problema?
- Claro que se dieron cuenta, pero cuando lo hicieron ya era demasiado tarde y el planeta ya estaba corroído por dentro. La efímera existencia de los humanos y su ambición acabaron con ellos. Por suerte, joven, no todo el mundo fue como ellos, y gracias a los que llamamos “Los salvadores”. Aquellos sabios que supieron dejar a un lado el dinero y se dejaron guiar por lo que de verdad caracteriza a los humanos: su bondad, compañerismos y solidaridad.
El joven se levantó de su asiento y se quedó de pie mirando a aquel anciano. Se acercó a la puerta y al colocar su mano en el pomo de la puerta la voz del anciano lo interrumpió.
- Joven, tu historia forma parte de una nueva era. Eres el inicio, de lo que simbolizará el fin. No te dejes llevar por los errores del pasado…
Tras oír esto el joven abrió la puerta y se marchó de aquel lugar perdiéndose entre la niebla del lugar. El anciano permaneció sentado en su asiento rezando en silencio antes de levantarse. Se dirigió a la puerta y, tras salir fuera, la cerró despacio. Comenzó a andar con un ritmo lento, observando todo lo que ocurría fuera. Las calles, cubiertas de niebla, apenas dejaban vislumbrar las lejanías de la ciudad. De pronto el andar del anciano se detuvo. Miró a su alrededor y acabó por dirigirse a una casa pequeña algo desordenada. Llamó dos veces a la puerta esperando respuesta. Pronto de dentro se pudo escuchar la voz de una mujer.
- ¿Quién es?
- Anahís, soy yo.
La mujer abrió la puerta ante el anciano mirándolo con respeto haciendo una leve reverencia.
- Siento no haber abierto antes, ya sabe usted el motivo.
- Tranquila. ¿Está Cyrus en casa?
- Ha salido a comprar, no creo que tarde mucho. Siéntese y póngase cómodo, está en su casa.
El anciano se sentó en una silla y se quedó charlando con Anahís mientras aparecía aquella tal Cyrus que buscaba.
- ¿Puedo preguntaros a qué se debe que vengáis en presencia a buscar a Cyrus?
- Quería charlar con ella. Si no estoy mal informado está muy interesada en el espiritismo, ¿verdad?
- Sí, pasa casi todas las horas del día leyendo y en su cuarto rezando.
En ese momento la puerta sonó y una joven de pelo negro irrumpió en el salón de la casa. Miró a Anahís y luego al anciano haciendo rápidamente una reverencia.
- Madre, traigo la compra, voy a dejarla en la cocina.
- No hace falta hija, ven siéntate que Aeneas tiene que hablar contigo.
La joven se sentó en una silla y se quedó observando a Aeneas en silencio algo nerviosa. El anciano, tras un leve silencio habló.
- Bueno, joven, me han comentado que has estado leyendo mucho sobre espiritismo, ¿no es cierto?
- Si… he leído bastante y… -dijo tragando saliva aún nerviosa- es un verdadero honor estar frente a usted, señor.
- Vamos, joven, no tienes que estar nerviosa, los nervios nunca traen nada bueno. Venía a proponerte ayudarnos en un pequeño tema, siempre y cuando no te importe.
- No, claro, haré lo que mande. ¿Qué es lo que debo hacer, señor?
- Verás, tenemos un pequeño problema con uno de los jóvenes estudiantes, por lo visto guarda en su interior retazos del antiguo mundo y su antigua forma de pensar, y hemos intentado todo lo que se nos ha ocurrido para intentar hacerle ver que ese no es el camino correcto, pero no lo hemos conseguido hasta el momento.
- ¿Y cree que yo podré hacerle cambiar de opinión? –Contestó la joven suspirando- No tengo mucha relación con chicos y no sé qué puede pasar si me acerco a él, tengo miedo a que reaccione de una manera irracional y me haga daño.
- No te preocupes por eso, no es un chico agresivo, sólo tiene una manera de pensar que le acabará creando muchos problemas si no los cambia a como es el mundo en la actualidad…
- Está bien, lo intentaré, me servirá para aprender más.
- Me alegra que hayas decidido ayudarnos. ¿Sabes dónde está el templo, verdad?
- Sí, me gusta pasear cerca cuando quiero tomar aire fresco –contestó sonriendo-
- Muy bien, entonces mañana pásate por allí, lo reconocerás fácilmente ya que es el único que pasa la mayor parte del tiempo a solas. Gracias una vez más por tu ayuda, y gracias a ti Anahís por tu hospitalidad.
El anciano salió de la casa despidiéndose de Anahís y Cyrus antes de emprender su camino una vez más ahora hasta el templo Zhinavi. 

martes, 4 de enero de 2011

Capítulo 1. El prólogo

Año 2020, el mundo tal y como lo conocíamos 8 años atrás ha desaparecido. Se ha convertido en un mundo frío, siniestro y sin grandes civilizaciones como las que dominaban el mundo en el pasado. El mundo se ha transformado, ya nada es lo que parece y ya nada está donde se supone que debería estar. África, inicio de todo según las teorías de la evolución, ahora se ha vuelto el asentamiento de la nueva civilización que, desprovista de todo, busca crear el nuevo mundo desde cero. Tantos años de avances, tantos millones invertidos que acabaron destruidos en aquel fatídico 21 de Diciembre de 2012. Una ciudad se ha levantado donde antes se encontraba Ciudad del Cabo, una ciudad casi del tamaño de la antigua Nueva York. La civilización, ahora infinitamente más ínfima de lo que era en 2010, se agrupa en esta nueva ciudad a la que han llamado Ragnarök. Los animales, algunos han sobrevivido a la destrucción del planeta, otros han tenido que adaptarse al nuevo ecosistema formado en la tierra. Los océanos se han transformado, han aumentado su profundidad y extensión, creando nuevos lugares los cuales explorar. Ragnarök, creada en la costa sudafricana, es una ciudad pequeña en la cual, los habitantes, han pasado de más de 7 mil millones, como era en 2011, a sólo 500 después de la gran destrucción sufrida en la Tierra. Los afortunados son pocos y han creado una ciudad basándose en la bondad, la sabiduría y la ayuda a los demás. Los ricos han pasado a un segundo plano y la supervivencia en este nuevo mundo se basa en la ayuda mutua y no en los millones. Los océanos, mares y ríos han cambiado tanto su cauce como su fauna. Muchos peces han desaparecido, pero por contraposición, han aparecido especies nuevas. Lo mismo ha pasado con los mamíferos del planeta, toda su fauna y vegetación ha cambiado drásticamente. Los humanos han tenido que acostumbrarse a la nueva naturaleza, que por fin, vuelve a tomar la iniciativa en su planeta. El sistema económico no se ha visto interrumpido, aunque han tenido que crear una nueva divisa debido a la destrucción total del dinero. La política ha sido casi destruida y apenas queda un sistema político fijo. Todo el mundo como lo conocíamos, como estaba documentado, todo lo que se tenía ha desaparecido. Un mundo enorme sin explorar, un mundo nuevo que aguarda secretos en cada esquina. Ragnarök es el nuevo inicio. ¿Cuál será ahora el nuevo final?

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Capítulo V "El despertar"

El despertador sonó muy temprano para sorpresa de Gary. Se levantó como pudo y con los ojos casi cerrados por el sueño fue al baño con un andar muy cansado, como si de un zombie se tratase. Encendió la luz fluorescente del baño y se acercó al espejo mirándose en él intentando abrir los ojos poco a poco. Agacho la cabeza y abrió el grifo mojándose el rostro con agua muy fría hasta despejarse. Tras despertarse por completo salió del baño rumbo a su cuarto, terminó de vestirse y bajó al comedor a comer algo donde se encontró con su hermana, Laira.
- Buenos días chico dormilón -dijo Laira con una sonrisa de oreja a oreja.
- Buenos días hermanita.
- Veo que sigues como de pequeño, apenas hablas cuando te levantas.
- Las cosas buenas no hay que cambiarlas Laira -contestó sonriendo- Y tu veo que sigues igual, hablas sea cual sea el momento.
- Me gusta hablar, no puedo evitarlo -dijo riendo mientras preparaba algo para desayunar.
Gary se sirvió algo para desayunar y se sentó en la mesa. Mientras comía seguía charlando con su hermana la cual, por lo que parecía, había acabado de desayunar hace tiempo. Al acabar Gary se levantó y dejó el plato en la mesa y salió fuera de la casa. Todo estaba muy tranquilo ya que hacía bastante frío y la gente prefería quedarse en casa durmiendo. Caminó durante un largo período hasta llegar a la plaza de la nación. Se acercó a un asiento en el camino y se quedó observando el parque en silencio durante unos minutos. De pronto su silencio se vio interrumpido por una presencia lejana que parecía observarlo. Gary se quedó quieto observando esa figura sin moverse hasta que esa figura comenzó a andar hacia Gary.
- "Quién será" -se preguntó sin quitar la mirada de aquella persona.
Aquella persona se acercaba cada vez más hasta que, de pronto, cambió su rumbo desviándose a la derecha dejando a Gary perdido al no saber qué pensar al respecto. Gary se levantó y lo siguió hasta llegar a una casa algo abandonada. Al llegar el individuo entró en la casa perdiéndose de la mirada de Gary que, quedándose quieto, observaba la casa con cierta incertidumbre. De pronto, y como si algo lo llamase tomó camino a la casa abriendo la puerta con algo de miedo. Dentro reinaba el silencio y apenas se veía luz dentro. Todo estaba muy tranquilo hasta que de pronto, y sin esperárselo, Gary recibió un fuerte golpe en la espalda que hizo que caiga al suelo.
- Lo tenemos
Una voz sonaba en la cabeza de Gary aunque no podía distinguir de quién venía mientras intentaba ahogar su dolor y levantarse. Uno de ellos cogió a Gary por los brazos y lo sentó en una silla atando sus muñecas.
- No intentes soltarte muchacho, y tranquilo, no te haremos nada raro.
Gary fue recobrando poco a poco el sentido posicional hasta que por fin consiguió ordenar su entorno. Frente a él, dos hombres lo miraban fíjamente aunque no podía ver sus rostros que permanecían tapados por unas gorras polares.
- ¿Quiénes sois? ¿Qué queréis de mi? -preguntó desesperado Gary.
- Tranquilo muchacho, esto es sólo un mensaje para el sargento Anders -dijo uno de los hombres- Comienza el inicio del fin muchacho, más te vale decírselo a tu sargento para que no intervenga.
El hombre golpeó a Gary en el estómago y luego en la cabeza dejándolo inconsciente. Gary, poco a poco, iba perdiéndose en las sombras, su visión se perdía y sentía un mareo y un zumbido en su cabeza constante. De pronto cerró sus ojos quedando completamente inconsciente tras los golpes.

martes, 30 de noviembre de 2010

Capítulo IV "Vuelta a casa"

El despertador sonó y Gary, con prisa, se levantó y se vistió sin perder tiempo. Salió del cuarto y, tras despedirse de todos, tomó un autocar rumbo a casa de sus padres. Durante todo el camino no paró de pensar como estaría todo por casa. Fuera el día parecía genial. El sol daba con algo de fuerza e iluminaba los prados del lugar mostrando su verde más intenso. De pronto la tranquilidad se rompió al pasar la frontera del estado donde un coche militar detuvo el camino. Uno de los 4 militares que allí estaban se acercó entrando en el autocar con portando en su mano una pistola.
- ¿Ocurre algo? -preguntó el conductor.
- Tenemos órdenes del presidente de registrar todos los vehículos que pasen por la frontera.
El militar, concienciadamente, registró el autocar como si buscase algo. Al no encontrarlo salió fuera y, tras hablar con los demás militares se apartaron dejando que el autocar siguiese su camino.
- ¿Qué crees que buscaban?
La voz de un joven interrumpió el silencio que mantenía Gary sentado en su asiento. Al percatarse de la presencia del joven lo miró, y tras unos segundos en silencio habló.
- No lo sé, pero por lo que parece no lo han encontrado.
- Mejor, no me habría gustado que ahora nos impidan entrar. Y por cierto, mi nombre es Johnson, ¿y el tuyo?
- Me llamo Gary, encantado -dijo estrechando su mano.
- ¿Puedo preguntar a dónde te diriges ahora?
- Voy a casa de mis padres ya que hace mucho que no los veo y dispongo de vacaciones. -contestó Gary.
- Vaya, yo también voy a ver a mi familia y de paso a mi novia. seguro que me echa mucho de menos.
Siguieron hablando en el viaje hasta que el autocar llegó a la estación. Bajaron todos uno por uno. Gary y Johnson se despidieron tomando cada uno caminos separados. Gary, tras caminar bastante, llegó por fin a la puerta de su casa y, tras una pausa, se dirigió a la puerta dispuesto a llamar. De dentro de la casa se escuchaban voces y de pronto, cuando Gary se paró frente a la puerta dispuesto a llamar, la voz de su hermana sonó justo al lado de la entrada.
- Voy a comprar pan, no tardo.
Al abrir se topó con la presencia de Gary y tras unos segundos de shock su hermana soltó un chillido de felicidad lanzándose en un abrazo hacia su hermano.
- ¡Gary!
Éste, tardando en reaccionar, abrazó a su hermana intentando que ambos no caigan al suelo mientras por la puerta asomaban sus padres observando la escena.
- Hijo, al fin estás de vuelta. ¿Qué tal ha ido todo?
- Genial padre. Tengo descanso indefinido hasta que soliciten de mi presencia en la base.
El padre de Gary sonrió ampliamente mientras todos entraban en la casa. Gary, subiendo las escaleras, entró a su cuarto dejando la maleta antes de bajar de nuevo al salón donde lo esperaban sus padres y su hermana sentados en el sofá. Pasaron toda la noche hablando hasta que se hicieron altas horas de la noche. Gary, agotado de tanto hablar y por el viaje, se despidió de su familia y subió a su cuarto. Cerró la puerta y ordenó un poco sus cosas antes de tumbarse en la cama durmiéndose casi sin darse cuenta.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Capítulo III "Despertar de un nuevo día"

El día permanecía tranquilo. Gary, que ya había comido, no paraba de dar vueltas por los campos de la base esperando al ansiado momento en el que los resultados serían anunciados en el comedor. Todo el mundo se relajaba y disfrutaba del tiempo libre del que disponían tras la prueba del día anterior. Steven, al cual Gary no había visto desde ayer, apareció de pronto tras su amigo y con un grito dijo:
- ¡Gary, tengo una sorpresa para ti!
- ¿Qué ha pasado? -dijo riendo por el saludo de su amigo.
- Por lo visto yo también acabo tras saber el resultado de la prueba, así que si la superamos acabaremos los dos nuestra instrucción.
- ¡Genial tío, eso es magnífico! -dijo Gary feliz.
Se quedaron charlando dejando pasar las horas hasta que se hicieron las 5 de la tarde y el sol comenzaba a caer lentamente en el horizonte haciendo que, lentamente, haya cada vez menos luz. Todo el mundo, de pronto, parecía que tenía algo que hacer, y es que se había anunciado que los resultados ya estaban en el comedor. Gary y Steven se dirigieron al comedor a un ritmo lento para evitar la cola y poder ver el resultado rápido y sin molestias. Cuando llegaron al comedor apenas quedaba gente y se notaba la felicidad de los que habían conseguido superar la prueba. Se acercaron al tablón y buscaron sus nombres en él con cierta prisa y nerviosismo hasta encontrarse.
- Steven Harner... -dijo por fin Steven- ¡Aprobado! -continuó soltando un grito de felicidad.
- ¿En serio? -dijo Gary aún buscándose- Yo... -se frenó mirando su nota y la de Steven- ¡También aprobado!
Gary apretó los puños con rabia sin poder ocultar su emoción por la noticia con su amigo. Tras ver las notas salieron fuera donde, por sorpresa, los estaba esperando el sargento Anders.
- Buenas tardes soldados.
- Buenas tardes sargento -dijeron los dos a la vez poniéndose firmes.
- Como sabréis al haber aprobado ambos habéis acabado vuestra instrucción. Disponéis ahora de tiempo libre para visitar a vuestra familia. Cuando el ejército os necesite, se os informará por carta de vuestra misión. Hasta entonces, permaneced alertas y descansad. Vuestra vida ha cambiado, y cambiará, al haber entrado en la mayor fuerza de élite del ejército de los Estados Unidos de América.
- A sus órdenes sargento -haciendo un saludo militar.
El sargento, tras hacer un gesto militar como despedida, se marchó rumbo a la base. Gary y Steven se quedaron allí sin decir nada durante unos minutos hasta que por fin comenzaron a hablar.
- Bueno, Gary, de momento esto se podría decir que es una despedida, ¿no?
- Sí, aunque nos veremos cuando nos llamen -contestó sonriendo.
Ambos se quedaron callados y, tras estrecharse la mano en un saludo de amistad, se despidieron el uno del otro yéndose cada uno por su lado perdiéndose por la base.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Capítulo II "La prueba"

De pronto, y rompiendo la tranquilidad de la mañana, la puerta de las habitaciones se abrió de par en par y el grito de un general llamó a los soldados.
- ¡Arriba vagos, a desayunar, rápido!
Encendió las luces mientras todos se levantaban con rapidez poniéndose el uniforme antes de salir a desayunar. Tras ello, se dirigieron todos en fila al comedor, se sirvieron la comida y se fueron sentando todos en los sitios que quedaban libres. Gary, que se sentó al lado de su amigo Steven, empezó a comer mientras, como podía, intentaba mantener una conversación fluida.
-Vaya vida llevamos compadre -dijo Steven.
-Sí, pero es lo que sabíamos que tocaría, ¿no crees? -contestó Gary sonriendo.
-Supongo que esto mejorará cuando superemos las pruebas, aunque aún quedan un par de meses para acabar la instrucción, estoy dispuesto a esperar -continuó diciendo Steven en tono orgulloso.
-Sí, las pruebas... -terminándose el último trozo de comida- ¿Serías capaz de guardar un secreto?
-Claro, Gary, ¿por quién me tomas? -dándole una palmada en la espalda a su amigo.
-El sargento Anders habló conmigo ayer -comenzó a contar Gary en voz baja- Quiere que tras la prueba de hoy me una al ejército de élite, se ve que hay escasez de personal y necesitan gente urgentemente. Estoy muy nervioso, pero a la vez emocionado, ¿sabes? Es una gran oportunidad y debo superar como sea la prueba de hoy -continuó diciendo con brillo en los ojos.
-¡Vaya, tío, eso es magnífico! -replicó ilusionado- ¿Sabes lo que eso significa? Representarás al ejército de la mayor potencia mundial -agarrando a su amigo por los hombros-
-Ya lo sé, por eso estoy un poco nervioso, por la presión y el peso de mi situación si supero la prueba. Aunque también, es una gran oportunidad, es lo que siempre he soñado.
-Pues a por ello amigo, los sueños están para cumplirse.
Gary sonrió al oír las palabras de su amigo. Ambos se levantaron y salieron al exterior, en el campo todo estaba tranquilo, los soldados aún no habían salido del comedor y eso les daba algo de libertad para moverse.
-Vamos, lleguemos antes que nadie a la prueba, a lo mejor nos puntúan más -dijo Steven entre risas.
Ambos se dirigieron al lugar de la prueba donde sólo se veía un oficial con una libreta esperando a la llegada de los soldados. Se quedaron Gary y Steven allí a esperar mientras seguían charlando de sus cosas relajándose para la prueba. Al cabo de un par de minutos empezaron a llegar el resto de soldados trayendo al lugar un murmullo procedente de las charlas que cada uno mantenía con su compañero o bien con el resto de soldados. Al presentarse todos, el oficial a cargo comenzó a hablar.
-Buenos días soldados. Paso a informar de cómo se realizarán las pruebas y cómo se puntuarán para saber vuestra puntuación. Para empezar, debéis superar la prueba en menos de 1 minuto disparando a cada panel enemigo. Las puntuaciones serán fáciles, si dais a un panel enemigo se otorgarán 10 puntos y si dais a un panel aliado/ciudadano será penalizado restando 20 puntos. ¿Ha quedado claro o hay alguna duda al respecto? -dijo mirando a los presentes.
Todos los presentes se miraron como si esperasen a que alguien preguntase por ellos aunque nadie hizo, ni tan siquiera, un amago de preguntar.
-Muy bien, empecemos con la prueba.
El oficial miró la lista y comenzó a llamar a los soldados dejando un margen hasta que el soldado que iba delante de ellos terminase la prueba. Así fueron pasando, uno por uno, todos los que estaban allí esperando quedando Gary como el último de los soldados para realizar la prueba. Gary se acercó al oficial al oír su nombre y cogió una de las Desert Eagle que había sobre la mesa y entró en la sala de tiro. Se puso de pie en la zona designada y uno a uno fueron apareciendo distintos paneles los cuales Gary, a pesar de estar nervioso al principio, supo disparar con cierta puntería a medida que pasaban los segundos.
Al salir de la zona de tiro se reunió con Steven que lo esperaba fuera de la zona de tiro. El oficial volvió entonces a pronunciar unas palabras a todos.
-Muy bien soldados, las pruebas de tiro han finalizado, podéis retiraros. Los resultados estarán puestos mañana por la tarde en el tablón del comedor. Rompan filas soldados.
Todos se marcharon del lugar con cierta rapidez mientras que Gary y Steven parecía que más que seguir el día sólo deseaban acabarlo.
-¿Cómo crees que te ha salido? -preguntó Steven.
-No lo sé, me puse muy nervioso y creo que fallé más de lo que tenía que haber fallado -contestó Gary decepcionado- Por mucho que pensemos, será mejor que mañana nos saquemos de dudas cuando pongan los resultados, ¿no crees?
-Sí, tienes razón -soltando un suspiro- Espero haber superado la prueba porque la verdad es que no ha sido precisamente fácil.
-¿Qué esperabas? -dijo Gary en tono de broma- Son exámenes de preparación, te exigen el máximo cada segundo.
-Si, si lo sé, tampoco me estaba excusando.
Se fueron perdiendo entre risas rumbo a la base deseosos de conocer cuál sería el resultado de la prueba de tiro realizada.